sábado, 16 de octubre de 2010

Los últimos testimonios del juicio, la declaración de los represores y el reclamo a viva voz por tanta atrocidad cometida

Día 8

Foto Diario el Liberal

Testimonio de Miguel Cavallín

El Tribunal reabrió el debate a las 11,20hs del día de la fecha. Esta vez, como ya sucediera en una jornada anterior, en presencia de los imputados Musa Azar, Tomás Garbi y Ramiro López comparecieron los dos últimos testigos: el Sr. Miguel Cavallin, por la querella y el Sr. Marcelo Enrique Bustos Arias, por la defensa.
En primer término lo hizo Miguel Cavallin quien, luego de agradecer la oportunidad que se le brindaba de testimoniar en este juicio, relató con minuciosidad lo vivenciado en dependencias de la DIP, comisaría y Penal de Varones, en ocasión de haber sido detenido por Ramiro Lopez y Noly Garcia, en el año 1975, por ser miembro del Centro de Estudiantes de la Universidad Católica de Sgo. del Estero (al que pertenecía desde 1973).
Fueron más que evidentes las similitudes -con los relatos de testigos anteriores- en el circuito de interrogatorio y torturas brutales a que fuera sometido (submarino, golpes en los oídos con las palmas de la mano ahuecadas), antes de ser puesto a disposición del PEN y llevado al Penal de Varones de la provincia.
Pero, su versión de lo sucedido puso en un primer plano “los sentimientos por él experimentados a propósito de los hechos que refería, más que colores y formas de lo que allí sucedía” _ según sus propias expresiones. Dio cuenta así cómo la tranquilidad que sintiera inicialmente, porque podía responder con serenidad a cuanta pregunta le formulaban respecto de sus actividades estudiantiles y de sus lecturas, dicha tranquilidad fue dando paso a un estado de pánico, de zozobra, angustia, temor, dolor, con cada golpe que recibía. _ “ Lloraba y gritaba”_ recordó- “Perdía la noción del tiempo”_ “también el conocimiento” _ “eran como espasmos que hacía mi sistema respiratorio”_ “Si bien sentía el golpe, cada golpe que recibía, la mayor tortura era la espera hasta la siguiente sesión, el no saber lo qué podría allí ocurrirme, ni la razón de lo que me estaba pasando”_.
También habló del tiempo que le llevó, ya en libertad, superar ese estado. Sin embargo, señaló tres imágenes que hasta hoy persisten vívidamente grabadas en su memoria, a saber: el grito de la mujer torturada, porque podía ser el de su compañera (detenida en la misma época); la imagen de su novia arrodillada, con vendas en los ojos y a Noly Garcia apuntando con una pistola y la de su padre llorando al ver a su hijo en tal estado.
Dijo haber visto, cuando lo dejaban tirado en los pasillos de la DIP entre una y otra sesión de tortura, a Bianchi, Santillán y Cortez. “Los traían, los torturaban y los volvían a sacar”_ indicó. Luego señaló a Musa Azar como responsable de los interrogatorios, incluso como quien sonreía ante los torturados. Lo acompañaban Diaz, Noly Garcia, Garbi y Lopez. En una ocasión en que fuera sometido a un simulacro de ejecución, con disparos de pistola en su cabeza, pudo reconocer a Juan Bustamante ( Sérpico) con el arma en la mano, pues la venda mojada se había corrido de sus ojos. Bustamante ya era conocido en Santiago como personal de la SIDE que en ese tiempo solía estar en actitud intimidatoria siguiendo el movimiento del estudiantado que asistía a la Universidad. En el interrogatorio, apremios ilegales mediante, buscaban que se declarara integrante del Partido Revolucionario de los Trabajadores, porque se reconocía un lector de revistas políticas de libre circulación, que solía adquirirlas en el kiosco de una galería comercial del centro de la ciudad. Lo acusaban de asociación ilícita por formar parte del Centro de Estudiantes.
Manifestó luego, que cuando fue llevado ante el Juez Federal Dr. Grand, al lado de éste estaba Musa Azar y que se encontraban –además- el fiscal Liendo Roca y un defensor público de apellido Soga. Dado que el fiscal era su profesor de Derecho Procesal, denunció ante él la tortura y los golpes que estaba sufriendo, sin respuesta de su parte.
Ya en el Penal de Varones, recibió atención médica por las lesiones sufridas en la DIP y se encontró con otros presos políticos, conoció allí a Cerdán y Goitea _“Encuentro seres humanos”_ “había recuperado la vida, era apenas un joven de 25 años”_ rememoró. Y seguidamente explicó al Tribunal que justamente ahí estaba la diferencia entre “víctimas” y “sobrevivientes”, que los acusados ya nada podían con él, porque él se había conectado con la vida nuevamente y que por ello se sabía un sobreviviente. Narró como la solidaridad existente entre los compañeros detenidos los llevó a demandar a gritos ante las autoridades carcelarias la vuelta al Penal de Pedro Ramirez, que había sido sacado de la cárcel en julio del 76 por personal de la DIP._ “Sabíamos qué efectos tenía cada salida, ya sabía que estaba detenido por ser un sujeto pensante, porque allí había sindicalistas, maestros, campesinos, llevados con el sólo objeto de intimidarlos”_ expresó. La represalia a tal acción de defensa colectiva, ejercida por la guardia de infantería, fue brutal. Musa Azar los nombraba uno por uno “Garay, Figueroa Nieva, Santillán, Cavallin”, y dirigiéndose al Juez Federal decía_ “demos premios legales”_ y la golpiza recomenzaba.
A partir del hecho narrado el testigo afirmó que en el Penal se endurecieron las condiciones de detención y que ya no tuvieron contacto con nadie.
Solicitado por la Presidenta del Tribunal, se refirió puntualmente al estado físico y anímico de Cecilio Kamenetzky, a quien conocía por ser estudiante de la Universidad Católica y a quien viera junto a Mario Giribaldi, en una salida al patio del Penal, ambos metidos en una jaula prácticamente. Relató que a veces los veía en ese lugar y otras no porque los llevaban a la DIP; que cuando les permitieron salir al patio con los demás, recién entonces pudo hablar con Cecilio. Este tenía los oídos infectados por los objetos que le habían introducido en la tortura, con llagas en los pies por lo que no podía caminar, tenía problemas para orinar por la picana en los genitales, las uñas negras por las agujas que le introducían debajo de ellas y por la infección. Le contó cómo lo pegaban por ser judío, pensaba que lo iban a matar por ello; que sus torturadores fueron Bustamante, Diaz y Ramiro Lopez; que acostumbraban a trasladarlo tomándolo del cuello pues no podía caminar y que para él eso era mejor por ser el único lugar que no sentía dolor. Llegó a manifestarle que se estaba contento porque lo habían llevado al Penal y entonces creía que iba a vivir. Hasta que un día Ramiro Lopez y Juan Bustamante en un auto lo sacaron del Penal para no volver. Días después llegaría el rumor de su muerte por intento de fuga.
Más adelante, el Sr. Cavallin afirmó que en el Penal de la Plata, al que fuera posteriormente trasladado, recibió la visita del Juez Federal Santiago Olmedo con la Secretaria de ese Juzgado Lorna Hernandez (su compañera de estudios), para comunicarle que había sido sentenciado a 3años y meses de prisión. Se justificaron diciendo “_te tengo que dar algo para formalizar tu situación”_ Cavallin y su compañera Sara pudieron luego salir del país.
También hizo referencia a la actitud del sacerdote capellán Marossi, quien restó importancia a las torturas por ellos sufridas, manifestando que ya no se torturaba más, que sólo se daban cachetazos. Y en respuesta a planteos concretos de la querella, señaló que en la DIP no había calabozos, que los golpeaban en la sala de Garbi y torturaban en el baño, que dormían en el sótano, en unas frazadas tiradas en el piso y que casi no comían.
En el final de su declaratoria, Miguel Cavallin, con serenidad y firmeza, resaltó que en el testimonio brindado expuso fundamentalmente las consecuencias de la tortura, pues trascienden las fronteras y se extienden hasta hoy (pesadillas, miedo y paranoia por mucho tiempo). Y para que ello nunca vuelva a repetirse.

El ex secretario Bustos Arias “no recuerda nada”Compareció seguidamente el abogado Marcelo E. Bustos Arias., Secretario del Juzgado Federal desde julio o agosto del año 1976 y por pocos meses, sin llegar al año, desempeñándose luego como Defensor Judicial. Preguntado por el abogado defensor Barrojo, admitió estar al tanto de la Ley 20840 que ordenaba la razia de la subversión. También que se realizaron trámites procesales y se abrieron expedientes, todo lo cual comenzaba con la denuncia. Sabía que había inteligencia de las fuerzas policiales y militares.
Sobre el caso en debate, dijo no recordar si Cecilio Kamenetzky fue conducido ante el juez, o si otros ciudadanos lo fueron en dicha oportunidad. Sólo dijo que había muchas personas requeridas por dicha Ley. Tampoco recordó la indagatoria a la Dra. Ciappino, ni si hubo denuncias de apremios ilegales ante el Juez o la presencia de defensor oficial.
Ante el planteo de la defensa acerca de cómo era el procedimiento para detener a una persona, dio por supuesto que era por orden del juez, pero afirmó no recordar dicho procedimiento. Por ende, no supo decir si Cecilio K fue detenido y procesado por el Juez Federal. El abogado Lindow solicitó entonces se le mostrara el documento sobre Declaración Indagatoria a Cecilio para que reconociera su firma. Así se hizo y el testigo tuvo que señalar que en las indagatorias hacía constar todo lo que el imputado decía. También que en su transcurso no había otras personas presentes, pese a que no lo recordaba fehacientemente.
La defensa le demandó indicar si había nómina de detenidos, si éstas se registraban en algún libro, dado que en el Expediente había dos declaraciones indagatorias, una en sede policial y otra en sede judicial. Respondió que no recordaba, tampoco quienes eran los responsables del traslados de los detenidos, ni como se efectivizaba la orden de allanamiento y detención. Sólo reconoció que los empleados del Juzgado Federal recibían los listados, pero que él no sabía quienes se los entregaban. Dijo no recordar si el Ejército hacía allanamientos o detenciones.
Manifestó que nunca concurría a la DIP, pero que sí fue la noche de la muerte de Cecilio Kamenetzky, que lo buscaron en un auto y que llegó como a la una de la mañana, que el Juez aún no se encontraba, pero que más tarde le dio a conocer que ya estaba al tanto de lo sucedido. Que se lo hizo comparecer junto al Juez Liendo Roca, al Secretario Santiago Olmedo y al Defensor Oficial el abogado Soga. Que le dijeron que Cecilio se quiso escapar, que vio el cuerpo en el piso boca abajo, en el fondo de las dependencias de la DIP , cerca de una pared.
Pero, a la vez, afirmó no recordar si se libró orden de allanamiento y detención contra Cecilio Kamenetzky, ni si tuvo o no defensor, ni quienes le dispararon. Tampoco pudo relatar quienes estuvieron esa noche en la DIP, porque estaba oscuro, ni recordar que se hubieran iniciado trámites a propósito de dicha muerte, agregando de inmediato que suponía que sí se había llevado a cabo el trámite correspondiente.
Interrogado sobre nombres de algunos de sus defendidos cuando pasó a desempeñarse como Defensor Oficial, o a quienes visitaba en las cárceles del país, dijo no recordar.
Por último, el testigo manifestó no haber recibido presiones de parte del Gobierno sobre las actuaciones y detenciones en las que tuvo parte y que no observó ningún cambio en el Poder Judicial a partir del Golpe de Estado de marzo de 1976.

La declaración de los represores

Acto seguido la defensa de los represores anunció al Tribunal la decisión de los imputados de declarar en ese momento, pero sin prestarse a la requisitoria de la querella, salvo Musa Azar, quien respondería sólo a la Fiscalía y al abogado por la APDH Antenor Alvarez

Tomás Garbi

Lo hizo en primer lugar Tomás Garbi, quien se limitó a señalar que en abril de 1976, el Jefe de Policía de la Provincia dio a conocer que se creaba una Secretaría de Superintendencia de Seguridad y que fue nombrado a cargo de la misma. Que en ejercicio de dicha función se le ordenó dar cumplimiento a la disposición del Juez Federal Liendo Roca de allanamiento y detención de Cecilio Kamentzky. Que se dirigió al domicilio indicado, donde ya había personal militar. Que informó a la madre y a la hermana que lo detenían por orden del Juez y que Cecilio fue llevado por personal del Comando Radioeléctrico. Que informó luego al Jefe de Policía de lo actuado y que el detenido se encontraba a disposición del Sr. Juez.
Indicó luego que estuvo ausente de sus funciones por el término de 4 meses, pero que cuando regresó Cecilio K se encontraba en la DIP. Que una noche se retiró de dichas dependencias y que al regresar más tarde a sus oficinas encontró todo el lugar rodeado por personal policial y militar. Que había 4 o 5 oficiales del Ejército, el Jefe de Policía de la Provincia y un tal Cerutti, a quien se nombró Secretario para la investigación del hecho acaecido en dicho lugar.

Ramiro López

En segundo lugar declaró Ramiro Lopez. Este solamente se excusó de referirse a los hechos objeto del presente juicio, diciendo que cuando detuvieron a Cecilio Kamentzky, él no pertenecía a la Superintendencia de Seguridad, razón por la cual no participó en dicho procedimiento. Hizo algunas referencias al testimonio del Sr. Bellido porque a su entender hablaban a su favor. Y sostuvo que no tenía ninguna posibilidad de tomar decisiones por su cuenta, dado que por arriba de su autoridad había 9 Superiores en el Departamento de Informaciones y ello sin contar con los pertenecientes a la Policía de la Provincia. Al final indicó que la prueba de parafina que se le practicara por la muerte de Cecilio dio en su caso resultado negativo.

Musa Azar

Por último prestó declaración Musa Azar. Empezó diciendo que le llamaba la atención la ausencia en este Juicio de Videla, Bussi y otros Jefes militares, amén de la Sra Nina de Juarez, autora de actos muy privados en la Casa de Gobierno. Luego, señaló al Ejército como el único responsable de todos los actos que ahora se quiere imputarles. Que ya se hicieron actuaciones al respecto en el año 84, que quedó libre de culpa y cargo y que el propio Gobernador Carlos Juarez (fallecido) se ofreció a testimoniar a su favor.
Agregó seguidamente que no estuvo presente cuando se produjo el hecho de la muerte de Cecilio Kamenetzky; que no recordaba la fecha de su detención y que los traslados al Penal los hacía por orden del Juez Federal y del Jefe de Guarnición del Ejército; que cualquiera del personal de la DIP podía hacer los traslados; que la información que le dio la instrucción del hecho, en presencia del Juez Federal y del Jefe de Guarnición, fue que Corvalán disparó en tanto que Lopez estaba en el baño. Nombró a los militares Correa Aldana, Damico, Sanchez y al Juez Federal como los que interrogaban en su despacho.
Musa Azar reiteró varias veces que los máximos responsables de todo lo actuado en esos años eran desde el General Bussi, pasando por Sanchez, Damico, Correa Aldana y otros. Incluso añadió que el Jefe de Guarnición rompía los habeas corpus que se presentaban. Que todos ellos integraban el Servicio de Inteligencia del Ejército. Que él elevaba informes al Ejército y que diariamente lo hacía ante el Jefe de Guarnición. Que hasta llegó a interceder ante Correa Aldana a favor de algunas personas por él conocidas, como en el caso del padre de Lindow y de la hija de Koffler, mujer de Giribaldi. Preguntó también porqué no estaba el Jefe de Policía Herrera, quien ya se había hecho responsable de todo.
Interrogado sobre si el segundo jefe era Garbi, respondió que no recordaba. Sí admitió que los legajos inicialmente fueron confeccionados por la SIDE local y que luego se produjo la unificación en la DIP.
Pese a señalar que a Giribaldi lo habían visto en Tucumán, dijo no saber del auto perteneciente al Sr. Paradelo, con domicilio próximo a la DIP, que robado la noche de la muerte de Cecilio K. apareciera en Tucumán, con sangre.
Una vez más el represor Musa afirmó que si la orden era del Jefe de Guarnición él no se podía negar, que corría peligro si no las acataba, para terminar reconociendo que existieron casos de detención sin conocimiento del Juez, pues bastaba la orden del Jefe de Guarnición y después recién se comunicaba al Juez..
Fue la última demanda que la querella le formuló al imputado:_” Musa, libere su conciencia y diga dónde están los desaparecidos” la que liberó la indignación contenida hasta ese momento en familiares y expresos políticos, ante tanta desfachatez, cinismo y mendacidad de los imputados en cada una de sus afirmaciones. A viva voz les reclamaron por tanta atrocidad cometida.
Y así concluyó la audiencia del día de la fecha, siendo las 18 hs.

Asociación por la Memoria, la Verdad y la Justicia de familiares de detenidos, desaparecidos y ex presos políticos de Santiago del Estero

1 comentario:

  1. Hola amigos

    Suban esto al blog:
    http://www.diariopanorama.com/diario/noticias/2010/10/21/a-75432.html

    Saludos

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